oye

a veces

todavía

...

buenas noches

muy otoñal

he pasado todo este día en pijama y muerta de frío. en este preciso instante me estoy congelando, pero me da flojera subir a buscar algo más abrigado que agregar al polar y al chaleco grueso que tengo encima. también tengo un cobertor.

mi mamá está durmiendo y yo la miro y la encuentro tan bonita, se va hasta más joven que antes.

yo la miro y no puedo dejar de pensar en cómo y porqué se volvió tan, tan frágil.

voy a prender la estufa porque también debe tener frío.

antes de dormir

vengo escribiendo sobre las mismas cuestiones hace muchos, muchos meses. quizás, ésta es la mala racha más larga y triste que recuerde. aunque existan razones de peso para sentirme así y, probablemente, desde mi gato hasta mi psicóloga las entiendan, me angustia no tener ganas de hacer algo para que la ruta de la pena tome algún desvío.

estoy haciendo mil cosas al mismo tiempo, pensando en que no he pagado la cuenta del teléfono, ni la de la luz, me hicieron mal un depósito y el colegio de la anto también está atrasado; la tesina está estancada, egreso en unas semanas y no tengo idea qué haré después de eso. además, están las distancias con personas que quiero y lo mucho que necesito que me abracen últimamente.

mi posición innata en la vida siempre tiende a ser la de mediadora en los conflictos, pero ya estoy chata. además, de los míos nadie se hace cargo. de mí nadie se hace cargo. hace casi un año vengo de mal en peor y tengo cada vez más ganas de que esto se acabe, pero menos ganas de luchar.

la vida se ha transformado en una cadena de repeticiones extraña y desagradable la mayor parte del tiempo. sé que va a pasar cuando llego a la casa todos los días, sé que va a pasar cada maldito minuto del lunes, del martes y los siguientes. ya nada me sorprende, ni coopero mucho para dejarme sorprender. lo sé.

sigo dándole vueltas a situaciones más que añejas y más que perdidas.

yo sé muy bien cuál es mi problema, sé que no me adapto a nuestra nueva vida, que no sé lidiar con esto; sé que me cuesta aceptar todo lo que he perdido en el último tiempo, desde mi vieja hasta la posibilidad de llamar a alguien cuando tengo pena y que con eso se me pase.

todo eso que ha desaparecido ¿hasta cuándo voy a pensar que puedo recuperarlo?

mccartney

no paro de escuchar la discografía de los beatles y de ver los videos de macca en el nacional. han pasado tres días, y pueden pasar ochocientos mil, y seguiré aferrada a la idea de que hay pocas cosas importantes en la vida de las que tienes la certeza que no se repetirán jamás.

sin ser fanática de los beatles desde chica y sin que sus canciones me recuerden domingos familiares, llegué a ellos porque la lógica y la oreja indicaban que eran sencillamente otra cosa. y cuando supe que mccartney venía, corrí a comprar mi humilde entrada de galería. porque realmente esto era algo que no te podías perder. había que estar ahí sí o sí.

porque macca es un viejo bacán y sequísimo, y porque cuando a las nueve en punto del miércoles salió al escenario, comenzaron dos horas y media de pura felicidad y emoción de la más pura y real.

últimamente, cuando siento que las cosas que me están pasando son una suerte castigo o culpa del siempre mal ponderado karma, recuerdo como me fui a la cresta cuando sonó blackbird y puedo decir que ese concierto fue un regalo tremendo e inolvidable.

gracias, paul. ojalá sigas haciendo giras un ratito más, dame chance de juntar lucas e ir a escucharte a algún lugar del mundo.

hmm

si no encajas en ninguna parte, quizás el problema no son los demás

drama queen

ándate, por favor