las personas a las que no les cuesta nada verbalizar lo que sienten en determinadas situaciones, son aquellas a las que más envidio en el universo. he tenido que despedirme de tres de mis mejores amigos en pocos meses porque se han ido de intercambio a tierras lejanas por ahí. y teniendo como antecedentes esas experiencias, más otras despedidas terribles en la vida, puedo proclamar con toda seguridad y conocimiento de causa que son de las situaciones por las que más me complica pasar.
cuando me despido de alguien, aunque sepa que la separación será sólo temporal, todo se hace muy confuso. las palabras nunca salen al ritmo que había planeado, repito el verbo disfrutar de todas las maneras y variaciones posibles y trato de dejar en claro cuanto quiero a la persona que tengo al frente. el tema de los abrazos me ha resultado difícil siempre, más aún cuando lo es también para la otra persona y al final nunca sabemos cuando es el momento indicado, aunque claro, cuando ya lo haces, es lo mejor.
lo bueno es que al final, a pesar de los nudos en la garganta y todos las demás detalles que convierten en eternos esos minutos, es bacán sentir tanto y tan fuerte. rememorar en un flash todos los momentos vividos con esas personas que se han cruzado en mi camino y se han quedado para siempre dando vueltas en mi cabezota. es una conexión inmensa que no terminará. es como saber que hay un pedacito de mí en alguien más que se va volando a kilómetros de distancia y un pedacito de alguien hermoso que se queda conmigo acá haciéndome compañía hasta el próximo capítulo. lindo po!