valpo, hoy

hoy, el frío se me pegó a la espalda apenas me bajé de la micro en la plaza victoria, pero al mismo tiempo fue la mejor sensación encontrarme otra vez con ese aroma a café tan característico de valpo en las tardes; ese mismo que me hace viajar inmediatamente hasta el momento perfecto en que salía del colegio a las siete y caminaba con mis amigas a comprar pasteles o papas fritas y nos sentábamos en la plaza de los sueños a hablar/reírnos de lo que en esa época eran nuestros atados más terribles. eran esos días bacanes en que creíamos que estaríamos juntas incondicionalmente hasta el final de los tiempos. bueno, qué sentido tiene ser amigos si no crees eso en algún momento. que luego pasen cosas que te hagan darte cuenta de la fragilidad de esa aseveración, es harina de otro costal.

el tema es que en días como hoy, pagaría por volver a la buena onda constante de esos momentos, cuando nos mandábamos cartas y no teníamos idea qué cresta haríamos de la vida. cuando la palabra universidad se veía lejaaaana, no como hoy, tan incómodamente frente nuestras caras, frente a mi cara. la u, y casi todo lo que tiene que ver con ella, ha sido últimamente un mapa completo de tensiones y situaciones que quisiera evitar. sobre todo porque no tengo totalmente claro cuándo empezaron ni porqué, sólo sé que las detesto y que cada segundo en que me encuentro dentro de ellas, quiero salir corriendo y volver a la plaza ésa con mis amigas y los mosaicos de colores, hace seis años atrás.