aterrizar

no hay mucho que decir a estas alturas. el avión se desvió inevitablemente de la ruta y recién ahora me vengo a dar cuenta de que realmente tengo que aterrizar. el viaje estuvo bonito, muy bonito. de esos inesperados, sin planear nada. esos son los mejores parece: cuando las cosas pasan porque tienen que pasar. en poco rato, un montón de ideas preconcebidas se me fueron a la cresta y en su lugar se quedaron dando vuelta los planetas, las canciones y el pomelo jugando con los cordones de unas converse.

tengo que reconocer que me da un poco de pena obligarme a llegar a tierra de una vez por todas, pero, como siempre, se me va a pasar.