domingo, 6 de marzo de 2011

gracias

qué pena siente el alma dice la violeta, y yo sin necesidad de cerrar los ojos ni nada, me voy rápidamente a sentar debajo del parrón en la casa de mis tatas en el campo, a almorzar temprano y reírnos de que el tata siempre encuentra que le falta un poquito de sal, o un poquito de orégano. quejándonos porque las abejas llegan apenas uno se sienta y porque hay que esperar un rato antes de ir a bañarse. después, siempre la sandía grandota y jugosa o los duraznos o los helados en bolsita que hacíamos con mi tía, aunque esos eran después, cuando despertábamos de la siesta. luego al agua, la once, el pan con palta, subir al cerro y creer que estabai en la cima del mundo sólo por poder mirar desde lo alto el techo de la casa y divisar al tata chiquitito regando entremedio de los árboles. la casa chiquitita, pero llena de gente todos los veranos. porque ese siempre ha sido y será EL lugar y ellos serán LAS personas, las mejores personas.
puta, la verdad es que ahora las cosas no andan muy bien, pero no me puedo quejar, al menos yo puedo decir que he sido realmente feliz. estoy segura de que esos fueron los momentos más felices que he tenido en toda la vida.

0 comentarios: