Covadonga 1640

El viernes fui a Quilpué y además leí una entrada de la Karina que hablaba de varios rincones de nuestra cuidad del sol . Gracias a esa mezcla pasé por muchos lugares de esos que para mí tienen cierta magia. Magia y recuerdos tan lindos. De una infancia tranquila, jugando en el patio con Pérez y Claus , un par de amigas que un día tomaron un avión a España y murieron (así hice desaparecer a mis amigas imaginarias ante la sociedad. Es que mi abueli veía las teleseries mexicanas de Mega). De todos los lugares que me hicieron una niña feliz, algunos ví ese día mientras iba a la casa de mi tía: pasé por el centro y por la Plaza Vieja , ese juego azul con hartas vueltas (ahora es de varios colores y está viejo) que yo veía como la meta máxima , no mide más de dos metros de altura! Es tan lindo darse cuenta de toda la inocencia que alguna vez tuvimos... onda cuando le preguntaba a mi primo/hermano si las minas de las revistas que vendían en el kiosko eran pobres y por eso no usaban ropa, de verdad lo creía po! Si era una niña con conciencia social (H)!

En fin, después pasé por fuera de la casa de Covadonga ("Codavonga" ¿? así le decía a mi dentista cuando me preguntaba la dirección :B). El gomero está grande y en el patio hay estacionado un auto rojo. Viven unos abuelitos ahí ahora, así que deben cuidar los árboles tanto como lo hacía mi tata. Desde la calle no se nota si aún está el ciruelo-calendario , yo creo que sí porque era un árbol muy bacán. Cuando las ciruelas ya estaban rojitas yo era la pendeja más feliz! Era verano, vacaciones, Quebrada Alvarado, agua, columpio, piscina , cerro, sacadas de chucha varias y mucha gente almorzando en el patio. Lo mejor!
No sé, son tantas cosas que vienen como flash sólo con evocar esa etapa, son mis tatas, los patines , muchos esguinces, empanadas , cocina de barbie, el Snoopy, llevarle té al Abuelo Alamiro, inventar historias, escribir cuentos, llorar, reír, asustarme con los chanchitos de cerámica de la Fiambrería Alemana (eran tétricos y aún lo son!), jugar con la Nice, ir al colegio caminando, andar en tren, ponerme celosa de las pololas de mi primo, dar vuelta la leche del desayuno en la cama, Nesquix de frutilla, MI TRICICLO ROJO! Mil cosas ...
La nostalgia me invadió brígido. Quiero vivir ahí de nuevo! No sé si sea por lo tranquila que estaba, por lo mucho que disfruté, por todo el amor que había en esa casa (aún cuando no estaba mi mamá ahí al lado mío) o porque abrí los ojos y veo que en realidad no me gusta para nada lo de hoy, ni dónde estoy...
No sé , de verdad es todo .
Por ahora sólo queda dar las gracias a todos las personas y los lugares que me regalaron una niñez tan bonita. Recordarlos es siempre un buen momento. Un sonrisa de las que ahora hacen falta.